DARTE EL PERMISO DE SENTIR

Hace unas semanas, literalmente entré en conflicto porque sentía, o, mejor dicho, no sentía. Algo, hasta para mí, inexplicable.

Sentía que la emoción por muchas cosas se había ido, no entendía por qué hacía ciertas cosas, sentía que miraba desde fuera cada una de mis emociones, incluso llegué a pensar que estaba en “piloto automático”; sin embargo, eso tampoco era lo que sucedía.

Foto: Matt Rivera - @riverashots

A veces estamos tan acostumbrados a vivir en una montaña rusa de emociones y dejarnos llevar por ellas que, cuando hay paz, es lo más extraño del mundo, ¿les pasó?

Incluso esto está vinculado a aquel pensamiento que alguna vez se me ha venido a la mente, cuéntenme si a ustedes también, cuando todo está saliendo muy bien podemos pensar “es demasiado buena para ser verdad”. Y creo que, algo así, por primera vez, inconscientemente, es lo que me ocurrió.

Lo que realmente me ocurría es que estaba en paz, donde todo era realmente bueno, viajé en familia, con mis hermanos por primera vez, pasamos juntos el cumpleaños el papá, fue extraordinario. Nos mudábamos con Bozz, se presentó de repente un reto más en el entrenamiento y lo asumí con todas las ganas del mundo, además que grandes amigos eran parte de esto conmigo, como uno de ellos dijo, “ni planeado pudo habernos salido tan bien” jajaja.

En uno de estos días de entrenamiento fue que descubrí que aquello que no sabía qué era, era paz. Aquel fin de semana, tuve varias responsabilidades, pero las tomé tranquila, las cumplí y confié en mí. Fue cuando experimenté por primera vez, cómo es vivir en paz (sin tener que morirme pa’ dormir averiguarlo) jajaja.

Y en realidad esto pasó hace como un mes, una vez más dejé de escribir porque era tan extraño este sentimiento que no sabía cómo expresarlo.

Hoy, escribo después de un mes y las excusas no son bienvenidas. Pude dejar de lado este post que lo tenía pensado desde que ocurrió, pero no, es parte importante del proceso que siempre he querido mostrar desde el inicio de este blog.

Date el permiso de sentirte bien y en paz, de sentir nuevas emociones y sobre todo, darte el permiso de de disfrutarlas.

Delia Choquehuanca.

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