The Blackie Sheep

Hace exactamente dos meses que no publico un post aquí en la web. Había estado escribiendo un poco para Instagram y Facebook. Hoy solo decidí sentarme frente a la computadora -con un café al lado por supuesto- a escribir lo que sienta. … No tenía previsto escribir esto, pero detuve mi escritura un momento porque vi entrar a Starbucks (donde estoy sentada escribiendo) a un niño que vende dulces y, claro, el de seguridad lo detuvo en la puerta, porque ellos no pueden ingresar a vender sus dulces o lo que vendan aquí. Sin embargo, el niño le mostró una promoción que quería comprar, así que el de seguridad lo miró y lo dejó entrar. Me quedé observando al niño en todo momento, porque si bien es “molesto” que alguien entre a venderte cosas, es un niño, que si no las vende probablemente no coma, no pueda llegar a casa y un sinfín de cosas. Lo seguí con mi mirada hasta que llegó a la caja y parecía que todo iba bien, notaba que él contaba algunas monedas y la chica que lo ate