¿QUÉ TAN AFORTUNADO/A SOY?
¿Qué tan afortunado/a
soy?
¿Solemos hacernos esta pregunta? La verdad es que no.
Solemos fijarnos en qué tan malo se volvió un día, un momento, una situación.
No tenemos la costumbre de preguntarnos y recordarnos qué tan afortunados
somos, de recordar aquellas cosas por las que hoy tenemos un gran GRACIAS en
nuestra vida.
¿Qué tan diferentes serían nuestros días si empezamos con
esta simple pregunta?
¿Qué tan afortunado/a
soy?
Y no te pido que busques y rebusques razones, porque seguro
vas a creer que no hay. Una vez leí:
“¡Toca tu corazón!
¿Escuchas cómo late? Eso quiere decir que estás vivo y esa ya es una gran
bendición. Disfruta cada instante y dale gracias a Dios”.
Tanto tiempo buscando razones para ser feliz y el simple
abrazo de mamá y papá al verlos es más que suficiente para saber lo afortunados
que somos.
Hoy mamá me contaba la deliciosa comida que le estaban preparando
sus hermanas en Chiclayo (lleva unos días por allá), el amor que siente cuando
se preocupan por ella, por cómo llegó, cuando sale por algo y cómo la llevan a
diferentes lugares para que disfrute.
Yo sin estar ahí, soy afortunada también, de tener una mamá
que merece esa felicidad, ese amor de familia, estar rodeada de personas que la
quieren y la cuidan tanto como yo.
Somos tan afortunados hasta indirectamente, qué cierto es: ¡Emocionarse por la felicidad del otro es
ser feliz dos veces! ¡Doblemente afortunados!
¿Qué tan retante sería levantarnos cada día y hacernos esa
pregunta? Les cuento que lo aplicaré con ustedes esta semana y lo compartiré
por stories de Instagram. Bienvenido el que desee unirse, ojo ¡no es necesario
compartirlo! Con que tú mismo te lo recuerdes a diario es suficiente.
¡Un abrazo lleno de
fortuna, de esa que no necesariamente se ve, pero cómo se siente!
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