ETIQUÉTAME.
Somos tan adictos a las etiquetas que hasta por escribir un
punto al final del título de este post ya estamos generando alguna etiqueta,
inconsciente o conscientemente. Y digo estamos, porque hasta yo puedo hacerlo.
Qué tantas etiquetas creamos en nuestra mente para que estas
nos impidan conocer algunas personas, qué tan lista está nuestra mente con un
lapicero y un papel para poner aquel adjetivo o frase con la que etiquetaremos
a alguien y hasta creemos que podemos decidir su futuro.
Una persona mayor desayunando solo, un niño gritándole a su
mamá, una mujer con un vestido corto, un hombre con los zapatos sucios, una
persona más riendo fuerte sin importar quién lo ve. Tantas personas que nos
cruzamos, empezamos a juzgar y quizás terminamos siendo más parecidos de lo que
creemos.
¿Saben cuál es la primera
y peor etiqueta que colocamos?
La que va en nuestra frente.
“Siempre
cometiendo los mismos errores” “No eres el mejor” “No soy capaz de escribir un
buen post esta semana” Cuántas más de estas nos atrevemos a decirnos, olvidándonos
de la primera y más importante de todos tenemos al nacer “¡Ganaste, estás vivo!”
Todos ganamos una primera batalla al estar en este mundo, cada uno con una
diferente historia, pero ¡VIVO! Y nos olvidamos de ello.
Olvidamos lo grandiosos que somos por existir, dejamos que
las circunstancias decidan por nosotros y claro, como no es suficiente
etiquetarnos solo a nosotros por las circunstancias, elegimos hacerlo con los demás también
para no ser los únicos. Dejamos que los detalles creen etiquetas, que lo “normal”
invada nuestra mente y si vemos a alguien que está fuera de esto, pues ahí vamos corriendo
a pegar una gran etiqueta.
Qué tal si dejáramos de concentrarnos en lo que otras
personas hacen y dejamos de etiquetarlos. Qué tal si empezamos por dejar
de etiquetarnos a nosotros mismos con lo que no nos sirve. Y sí, si quieres usa
las etiquetas, pero aquellas que nos ayudan a crecer, aquellas que nos
recuerdan que somos capaces de más cada día que pasa, aquellas que nos
recuerdan que “conocer” a una persona en 2 minutos no nos da el derecho de
etiquetarla como se nos da la gana.
Qué tal si en vez de hacer una lista con mil etiquetas para
nosotros, hacemos una lista de lo que logramos, de cuántas personas hemos impactado en nuestra vida, de cuántas veces decimos te quiero, de cuántas veces nos
demostramos amor en el día.
¿ETIQUÉTAME? Ya no más. Las etiquetas en nuestra frente o de
los demás no nos dejan apreciar lo que realmente hay, nublan nuestra mente.
¡NO ME ETIQUETES! Conóceme, pero lo más importante, conócete a ti mismo, siempre, cada día.
Delia Choquehuanca.
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