EL VIAJE SIN RETORNO
Aquel viaje que me tomó 25 años
decidir. Aquello que significa el miedo más grande (hasta ahora) para mí. . Me
cuesta admitir esto y más en público, no crean que por hacerlo deja de ser
difícil, pero mi mayor miedo es que quedarme sola y no formar la familia con la
que sueño desde niña y, ¿Soy más sincera? Me he conformado en este aspecto de
mi vida con migajas, he rogado por cariño, porque eso nunca ha sido amor. He
preferido estar “bien” y conformarme con unas palabras bonitas a quedarme sola
y enfrentar el miedo.
Estar sola era algo que evitaba
hace mucho, pues no me sentía lo suficientemente importante para estar conmigo
misma ¡¿Qué locura, no?! He logrado cosas extraordinarias (porque esto lo sé) y
aunque pueda verlas, había una parte de mí que aún no lograba ver o quizás
descubrir.
El primer día de viaje, por
cuestión del destino, me encontré a mi hermana y pude tener una conversación
linda con ella. En este último mes he compartido más cosas con ella de lo que
he compartido durante 25 años y eso, me hace inmensamente feliz.
El segundo día, conocí una
familia muy linda, a quienes conocí en el tour para nadar con tortugas. Tenía
dos opciones: ignorarlos todo el camino o hablarles y relacionarme, olvidar a
aquella “Delia tímida” que creé alguna vez en mi mente, pero jamás ha existido,
pues todos nacemos con la capacidad de relacionar y crear un nuevo mejor amigo
cuando queramos. Tomé la segunda opción. Después del tour, el cual me daba
miedo también hacerlo porque estaba “sola” y terminó siendo genial, regresamos
al hotel y al entrar a la piscina, me corté el pie con un vidrio y empezó a
sangrar cual caño de agua jaja, pero aquella familia que conocí, vino a
ayudarme, al igual que los que atendían en el hotel, y fue ahí cuando miré a mi
alrededor y entendí que aquella parte en la que te dicen que “todo lo bueno regresa”, estaba ahí,
donde menos vemos. Esos pequeños momentos y grandes personas son el regalo que
nos manda la vida, aquellos que con su sola presencia te envían un mensaje: “Todo
estará bien”.
En mi tercer día decidí regalarme
una cena con la persona más importante de mi vida, algunos preguntaron “¿Con
quién? ¿No ibas sola?”. Fui conmigo, pues tanto tiempo olvidé que la persona
más importante en mi vida soy yo, tanto tiempo he sido tan dura conmigo misma que
solo pedía y me juzgaba por no poder tener una relación extraordinaria con
alguien más, pero claro, si la vida me ponía a la persona más importante de mi
vida todos los días y no la elegía, ¿cómo crear más relaciones extraordinarias?
Tú eres la primera oportunidad de una relación extraordinaria en tu
vida.
El primer día aún negaba darme
aquella relación extraordinaria, hoy, entiendo que en 4 días tampoco lo
lograría, pero que este viaje solo era el inicio de empezar a elegirme cada día
porque ¡POR FIN! No necesito que nadie más me elija, YO SOY SUFICIENTE.
Hoy elijo este viaje sin retorno, porque el conocerme y amarme no
quiero que acabe nunca, merezco amarme la vida entera y elegirme 100 años si la
vida me lo permite.
Algún tiempo confundí el “ser suficiente” con ser soberbia. Sin embargo, este viaje sin retorno se lo debo a dos personas que donde sea que estén, siempre están conmigo. El que me dio la lección primero: él…
Uno de los hermanos que me acompaña y tengo tatuado en mi muñeca, que a pesar de no haber venido hace más de 6 años desde su partida, esta vez, tenía todo planeado jaja, no fue casualidad que mi viaje sea a Piura, pues estaba en sus planes aquella visita.
Salté y mi viaje sin retorno ya empezó,
¿el tuyo cómo va?
Delia Choquehuanca.
Facebook: The Blackie Sheep
Instagram: @theblackiesheep
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