¡EL GRAN SALTO!
Una historia cuenta
que un campesino tenía un caballo muy querido, un día este caballo cayó a un
hueco profundo, del cual le era muy difícil salir, intentaron repetidas veces
sacarlo, pero el hueco era demasiado hondo. Después de un tiempo de intentos
fallidos, el campesino decidió sacrificarlo y terminar con su sufrimiento.
Empezó a arrojar tierra al pozo para enterrar al caballo y sofocarlo; sin
embargo, cada vez que echaba tierra, el caballo se la sacudía del cuerpo,
negándose a morir y postrándose sobre la tierra que le era lanzada. A medida
que le lanzaban más tierra el pozo se iba llenando y él lograba mantenerse
encima de esta, hasta que finalmente estuvo a una altura de la cual con un gran
salto, logró salir.
Tú puedes o pudiste
ser en algún momento de tu vida aquel caballo, puedo yo serlo ahora, o no. La
verdad es que creo que parte de la vida es ser el caballo, pero eso sí, finalizando
con el gran salto.
No es casual, que un
día después de leer esta historia en “El secreto de las siete semillas” de
Fischman, haya podido ver y percibir de cuantos caballos con ese gran salto
está formado nuestro país. Personas que lo perdieron todo, niños y ancianos
viviendo en carpas porque es el único lugar “seguro” ahora, pero siguen con
grandes sonrisas y esperando que todo lo malo cese.
Hace dos días fui un
instrumento del universo para transmitir la generosidad de un país entero y a la
vez, la necesidad del mismo.
Todos seguimos
teniendo dos alternativas, seguir sacudiéndonos la tierra hasta el gran salto o
dejarnos sofocar. La tierra probablemente va a estar ahí siempre, yo pienso
seguir sacudiéndola, porque eso nos caracteriza ¿Cierto?
Todos tenemos la
posibilidad de ser ese caballo, ese caballo que seguro tenía alma de ovejita
negra #BLACKIESHEEP jajaja.
Yo no sé qué decisión
quieras tomar hoy y todos los días de tu vida, pero sí sé algo,
que si sigues sacudiéndote la tierra, esa oportunidad del gran salto va a
llegar muy pronto.
Ya sabes, la decisión
sigue estando en ti, los quiero mucho ovejitas negras, aunque hoy somos caballitos
con alma de ovejita negra.
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